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DISCULPEN LAS MOLESTIAS

EL YELMO (1.809 m)

2004/10/23

Aprovechando que Mane va a estar trabajando en Tomelloso durante algún tiempo, hacemos nuestra primera visita a la Sierra de Segura para ascender a El Yelmo, conocido mirador del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas por albergar una Estación de Vuelo Libre en su cima.

El Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas es uno de los grandes desconocidos de la geografía peninsular, debido a su modesta altitud y espectacularidad frente a otras Cordilleras como la Cantábrica o los Pirineos... a cambio disfrutaremos de la soledad de sus cumbres, sin cruzarnos con nadie durante la mayor parte del recorrido.


SITUACIÓN
Sierra de Segura. Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Sistemas Béticos.


PUNTO DE PARTIDA
Camping El Robledo en la pista de ascensión a El Yelmo.

Desde el pueblo de Cortijos Nuevos, continuar por una pequeña carretera que sale en dirección Este hacia El Ojuelo y El Robledo, indicado en todo momento. Al llegar al pueblo de El Robledo, continuar por la carretera hasta el final del pueblo y seguir por pista asfaltada que asciende hacia la Cima de El Yelmo, donde se ubica la Estación de Vuelo Libre "El Yelmo". A la altura de la entrada del Camping El Robledo, situado a la izquierda de la pista, se puede aparcar el coche.

Para llegar a Cortijos Nuevos (Jaén), ver la GUIA REPSOL.


CARTOGRAFÍA
Sierra de Segura 1:40.000. Editorial Alpina.

MAPA


RESUMEN
DESNIVEL: 1.000 metros (+/-)
DISTANCIA TOTAL: 17 km.
TIEMPO TOTAL: 04:30 horas.
DIFICULTAD: Muy Fácil (MF).
Ascensión por pista y traza forestal en todo momento.

MATERIAL: Nada reseñable.

ASCENSIÓN
Tras el viaje desde Tomelloso hasta Cortijos Nuevos nos dirigimos hacia el pueblo de El Robledo y continuamos por la pista asfaltada que asciende hasta la Cima de El Yelmo, bastante transitada debido a la Estación de Vuelo Libre existente en la misma.

A la salida del pueblo, unos metros más arriba de la entrada del Camping El Robledo, aparcamos en un lateral de la pista y tras comer algo y preparar la mochila, comenzamos a andar por la propia pista que asciende hasta la cima, sin desviarnos de ella en ningún momento.


El bosque mediterráneo existente a los pies de El Yelmo.


Extensos pinares de Pinus pinaster y Pinus nigra según la altitud.


Que se extienden casi hasta las cumbres.


Continuamos nuestro ascenso por la pista en todo momento, recorrriendo los más de 10 kilómetros de pista existentes desde el camping hasta la cima.

Hasta que nos impiden el paso.


Mientras ese macho nos mira amenazante.


Pasado el pequeño cortijo existente en medio del bosque, continuamos ascendiendo por la pista en dirección a la cima.

Y encontramos esta fuente con el escudo de los Ingenieros de Montes.


Mientras los pinos nos rodean.


Al llegar a un giro de 180º de la pista, observamos una línea de media tensión que asciende hasta la cima cuya traza ha sido aclarada y desbrozada por lo que decidimos subir por ella y atajar en el ascenso, evitando los kilómetros extra por la pista que recorreremos a la vuelta.

Ascendiendo por la traza, a medida que avanzamos la pendiente se va acentuando y alcanzamos un canchal donde el avance se hace pesado.


El recorrido por la traza desde el giro de la pista.


Y el canchal que recorremos.


Mientras encontramos este curioso arácnido.


Continuando paralelos a la línea de media tensión, avanzamos poco a poco superando el desnivel que nos separa de la cumbre.

Por suerte la vista mejora a cada paso.


Unos metros más arriba, vemos el Embalse de Tranco de Beas en pleno Parque Natural.


La pendiente en la traza sigue aumentando y avanzamos lentamente debido a la inestabilidad del terreno, por lo que decidimos desviarnos de la misma hacia la derecha para continuar el ascenso a la cima.

Ahora ya fuera de la traza.


Y unos metros más arriba, el pinar va quedando atrás.


Tapizando las laderas por encima de los olivares.


Ascendiendo en dirección a la cima y sin rastro de hitos, alcanzamos una pista de tierra que asciende en dirección a la cumbre.

Por la que continuamos avanzando.


Hasta enlazar con la pista que nos lleva hsta la cima.


Contemplando parte de la Sierra de Segura.


Recorriendo los últimos metros por la pista que une las instalaciones situadas más al Norte con la propia cima, continuación de la pista asfaltada que asciende desde El Robledo, alcanzamos el punto más alto.

Cima de El Yelmo (1.809 m).


Desde donde contemplamos el bonito pueblo de Segura de la Sierra con su castillo.


La zona Norte de la Sierra de Segura.


La pista que asciende hasta la cima, por la que descenderemos en un rato.


Y el Embalse de Tranco de Beas.


Después de un rato en el punto más alto junto al vértice geodésico, decidimos iniciar el descenso de la cima continuando por la pista asfaltada, que nos encamina hacia la Caseta de Vigilancia Forestal situada unos metros más al Sur.

Nos despedimos de la cima.


Ahora junto al cartel de la Estación de Vuelo Libre de la cima.


De camino a la Caseta de Vigilancia Forestal.


Desde donde contemplamos el avance de los pinares.


Y una de las antenas existentes aquí.


Se hace tarde por lo que, sin entretenernos más en la cima, inicimos el descenso por la pista mientras las nubes nos dejan algunas gotas dispersas.

Echando un último vistazo hacia el Norte.


Y al Castillo de Segura de la Sierra.


Unos metros más abajo, intuimos el arco iris.


Mientras continuamos por la pista.


Por la que estamos descendiendo.


Viendo la hora que es, decidimos bajar corriendo por la pista para recortar tiempo e intentar llegar al coche antes de que se haga de noche.

En el descenso contemplamos la luna.


Y la Comarca Sierra de Segura, que se dispone a pasar la noche.


Descendiendo por la pista en todo momento sin desviarnos de la misma, alcanzamos el coche casi a oscura y emprendemos la vuelta a casa.

Contentos con la ascensión a El Yelmo y la visita a la Sierra de Segura, estamos seguros de que volveremos muy pronto.



Para consultar otras Ascensiones en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas o en los Sistemas Béticos, pinchad en este enlace: INDICE DE ASCENSIONES POR SISTEMAS.
 
 

OCEJÓN (2.048 m)

2004/10/16

Nuestra idea inicial era subir al Pico del Lobo, pero con el pronóstico de tiempo, inestable para el Sábado, cambiamos de idea e improvisando sobre la marcha, nos acercamos a este gigante de la solitaria Sierra a la que dá nombre.

SITUACIÓN
Sierra del Ocejón. Sierra de Ayllón. Sistema Central.


PUNTO DE PARTIDA
Carretera GU-186 de acceso a Majaelrayo, frente al desvío de Robleluengo.

Desde Majaelrayo, salir del pueblo por la carretera GU-186, que es la carretera de acceso desde Guadalajara. A la altura del desvío a la pedanía de Robleluengo, sale un pista a mano izquierda (a mano derecha desde Guadalajara), donde se puede dejar el coche.

Para llegar a Majaelrayo (Guadalajara), ver la GUIA REPSOL.


CARTOGRAFÍA
Sierras de Ayllón y Ocejón 1:50.000. Editorial La Tienda Verde.

MAPA


RESUMEN
DESNIVEL: 1.000 metros (+/-)
DISTANCIA TOTAL: 15 km.
TIEMPO TOTAL: 06:00 horas.
DIFICULTAD: Fácil (F).
Itinerario fuera de sendero al comienzo de la ascensión, el resto por pista o sendero bien definido.

MATERIAL: Nada reseñable.

ASCENSIÓN
Por la carretera de acceso al Puerto de La Quesera, el tiempo no pinta muy bien, por lo que continuamos con el coche en dirección a Majaelrayo.

La niebla cubre el Hayedo de La Pedrosa.



Aunque parece que un poco más abajo comienza a abrirse algún claro.


Pero el viento pega fuerte por aquí.


Tras las innumerables revueltas de la pista-carretera hasta Majaelrayo y más de 1 hora de coche desde el puerto, nos aproximamos al que será nuestro objetivo de hoy.

Ocejón jugueteando con las nubes y Majaelrayo a sus pies.


Continuamos hasta llegar a Majaelrayo, donde vemos por la calle a Jesús García, el abuelo del anuncio de Mitsubishi que se hizo famoso con su frase célebre: "Y el Madrid qué, otra vez Campeón de Europa?" y tras dar una vuelta con el coche decidimos salir por la carretera GU-186, que es la carretera principal de acceso al pueblo desde Guadalajara.

Frente al desvío de Robleluengo, localizamos una pista forestal que asciende por lo que aparcamos el coche y comemos algo antes de empezar a andar.


Hacia allí nos dirigimos.


Poco después, la pista desaparece por lo que nos toca avanzar atravesando zonas de pastos y monte bajo, en busca de la pista que asciende paralela al Arroyo de la Gargantilla.

Andando por la zona más practicable.


Vamos rodeando los muros de alguna finca abandonada.


Acompañados a ratos de un viento un tanto desagradable.


Tras avanzar durante un rato "llanenado" entre los pastos, intuimos donde se encuentra la pista y nos dirigimos hacia ella.

Saltando algún murete que nos complica el paso.


Llegamos a la pista, con el Ocejón de fondo.


Ascendiendo por la pista, llegamos al cruce con la pista que desciende a Majaelrayo, y por la que avanzamos hacia la derecha unos metros hasta el cruce con la pista que asciende en dirección al Collado Perdices.

Dibujando sucesivas zetas y en continuo ascenso, la pista nos conduce a introducirnos en el tupido bosque de robles que tapiza la ladera occidental del Ocejón.


Quercus pyrenaica invanden el paisaje.


Avanzando entre gayubas, jaras y robles, a la salida del bosque, el camino asciende en máxima pendiente hacia el Collado Perdices.

Poco antes de llegar al collado.


Tras unos minutos, donde la pendiente se acentúa y el avance es un poco incómodo por la inestabilidad del suelo, llegamos al Collado Perdices, donde el viento sopla con fuerza.

Majaelrayo desde el collado y la Sierra de Ayllón de fondo.


Las nubes nos dejan estampas curiosas.


Desde aquí, ascendemos por un sendero en dirección a la cima, guiados en todo momento por los hitos y las marcas amarillas y acompañados por el viento, un tanto desagradable.

Vista atrás, de allí venimos.


Y hacia allí nos dirigimos.


Camino de la cima, la vegetación desaparece y el sendero discurre por un pedregal de pizarra, característico de esta Sierra.

Observamos el Ocejoncillo, que se sitúa a nuestra derecha, pero se hace tarde y el cielo está cada vez más cubierto, por lo que continuamos ascendiendo por el sendero sin entreternos más de la cuenta.


Nubes amenanzantes en el ascenso.


Por suerte, la cima ya está cerca.


Tras remontar los últimos metros, siguiendo los hitos y azotados por el viento, nos aproximamos a la cima.

Donde el viento sopla con más fuerza.


Cima del Ocejón (2.048 m).


El cielo está bastante cubierto por lo que la visibilidad no es muy buena, así que decidimos hacer algunas fotos sin demorarnos y comenzar el descenso cuanto antes.

El viento es muy intenso y no invita a quedarse mucho tiempo en la cumbre.



Sierra de Ayllón totalmente cubierta y el Ocejoncillo en primer plano.


Las pizarras salpicadas de pequeños matorrales.


Mientras las laderas se cubren de robles y de pinos.


Algunas masas procedentes de repoblaciones.


Nos refugiamos junto al vértice geodésico del viento un par de minutos, mientras observamos las nubes a nuestro alrededor.

Es complicado mantenerse de pie en la cima.


Mientras el sol intenta salir tras las nubes.


Iniciamos el descendo rápidamente, desandando el camino de ascenso de hace un rato, siguiendo los hitos en todo momento y confiando en que el viento cese unos metros más abajo de la cima.

Las pizarras ceden paso a los matorrales.



Y el sol se asoma tímidamente a ratos.


Unos metros más abajo, el viento cesa casi por completo y paramos para hidratarnos un poco y recuperarnos de las ráfagas de la cima.

Hacia allí nos dirigimos.


Vista atrás, el Ocejón en el descenso.


Siguiendo el sendero, descendemos con rapidez para entrar en calor y llegar cuanto antes al coche, si es posible antes de que se nos haga de noche.

El viento no sopla tanto pero estamos destemplados.


El sendero delimitado por las gayubas y los brezos.


Mientras las pizarras aflora por cualquier lugar.


Descendiendo sin entreternos demasiado, llegamos al Collado Perdices, donde el viento cesa por completo y nos dá una tregua.

Vista atrás en la llegada al collado.


El sol recobra fuerzas en las últimas horas del día.


Unos metros más abajo, antes de entrar en el robledal.


Avanzamos por el bosque disfrutando de la estampa otoñal de los robles y siguiendo el sendero por el que hemos subido hace un par de horas, mientras las últimas luces del día nos acompañan.

En ocasiones el sotobosque invade el camino.


Aunque en algún claro observamos la Sierra de La Puebla.


Poco a poco, el sendero se ensancha y atraviesa el robledal en dirección al Arroyo de la Gargantilla, por el mismo camino que hemos utilizado en la subida.

El camino de vuelta no tiene pérdida.


Tras abandonar el rebollar, descendemos siguiendo los sucesivos virajes de la pista hasta llegar al cruce con la que desciende a Majaelrayo, donde giramos a la derecha y, tras avanzar unos metros, retomamos la pista paralela al Arroyo de la Gargantilla, por el que hemos subido.

Para no complicarnos atravesando las zonas de pastos como hicimos en la subida, descendemos por esta pista hasta llegar a la carretera GU-186, y de ahí nos encaminamos en dirección a Majaelrayo, hasta encontrar el coche frente al desvío de Robleluengo, al cual llegamos casi de noche.

Antes de marcharnos, nos acercarnos a tomar un caldo calentito en un bar de Majaelrayo, donde una agragable chimenea nos hace entrar rápidamente en calor.



Para consultar otras Ascensiones en la Sierra de Ayllón o en el Sistema Central, pinchad en este enlace: INDICE DE ASCENSIONES POR SISTEMAS.